Por
fin llega el esperado día!! A las 5 nos levantamos porque hay que estar en
Barajas a las 10.30 y al final vamos a ir en coche.
El
coche lo dejamos en un parque low cost que recibía buenas críticas en los foros
de viajes: El gato azul. El aparcamiento está en el sótano de un hotel y nos
atienden con diligencia y agilidad. En menos de 30 minutos estamos en nuestro
destino, la T4. El parking por los 21 días nos ha costado 84 €.
En
los aeropuertos se pasan muchas horas muertas que se pueden hacer muy pesadas,
pero el del aeropuerto de partida suele ser un trance ameno y hasta excitante.
Los aeropuertos son lugares donde el “cosmopolitismo” se lleva a su grado
extremo y te puedes encontrar gente de toda clase, condición, raza y
procedencia; con lo cual siempre es interesante simplemente “observar”.
A la
una con un pelín de retraso sale el Airbus de Iberia con destino
Quito/Guayaquil. Es un avión pequeño y viejo. Últimamente se nos habían
olvidado los placeres de volar con Iberia…
Asientos rígidos, con poco espacio, baño diminuto en el que el agua del
grifo funciona con dificultad…. Ni soñar con ordenadores individuales donde
elegir entretenimiento a la carta!!! En la pantalla colectiva nos ponen Capitán
América y Pompeia…. El pasaje por lo menos es amable.
Parada
en Quito de una hora para dejar pasajeros, repostar y limpiar el avión. Por fin
llegamos a Guayaquil 7.30 hora local (2.30 del día 28 hora española). Cansadas pero satisfechas de por fin haber alcanzado
el país de destino.
Guayaquil
es la ciudad más importante de Ecuador con 3 millones de habitantes. Es el
punto de entrada de toda la mercancía que llega vía marítima. Como en Quito,
hay que tener cuidado con la delincuencia y saber muy bien donde te metes. El
principal problema no es que te roben, es que te pueden quitar la vida para
hacerlo!.
Leemos
en varios foros el tema de los taxis…. Pero además en la entrada a Ecuador nos
dan un tríptico donde nos advierten del peligro… Solo hay que coger taxis
amarillos con placas naranjas que estén reconocidos por el ministerio. Hay
delincuentes que usan este medio para secuestrar a los turistas estranjeros.
Hemos
reservado en el Hotel Livingston, cerquita del aeropuerto (5 min). Aunque la
verdad es que el aeropuerto de Guayaquil está sumergido en el interior de la
ciudad, con un tráfico atronador, pero nos dice el taxista que esto no es muy
problemático porque es una zona de río bastante despejada. No obstante, para el
2024 está proyectado hacer uno nuevo.
El
hotel Livingston es “modesto” pero las habitaciones son muy amplias y están
limpias. Así que no pedimos más. Nos cuesta 45$ la noche más el 12% de IVA.
Mañana
hay que partir temprano ya que nos advierten de que estemos pronto en el
aeropuerto ya que hay que pagar una tasa de 10$ y ha habido viajeros que han
perdido el vuelo por las colas interminables que se hacen para pagar.
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